martes, 13 de septiembre de 2016

El Grito




Ese grito de esa niña
que se quedó sin familia,
porque unos marineros
se divertían desde el barco
haciendo ejercicios de tiro,
practicando el tiro al blanco,
sobre familias que en la playa
el día estaban pasando.
Hombres, mujeres descansando
y los niños como siempre,
en la arena, estaban jugando.
Y de esa dos familias,
solo una niña se salva.
Que junto al cadáver de su padre,
la niña grita con fuerza:
¡Padre, levántate y anda,
regresemos pronto a casa!
Y el padre no resucita,
ella no es Jesucristo,
ella es, tan solo una niña
que llora , llora y grita,
se ha quedado sin familia.
Huérfana y sola en el mudo
porque unos marineros,
gentes con un Dios al que adoran,
pero sin pizca de escrúpulos
se divierten ametrallando
en las playas a dos familias.
Ya no queda un palmo de tierra
que sangre de inocentes no contenga,
o no esté regada por lágrimas.
No hay momento en el día
tampoco durante la noche
donde no se escuchen gritos,
Gritos de niños llorando,
como gritaba esa niña,
en Gaza, en Palestina.


AsdG. 10 abril 2009

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